Por Llilda Solano

Abogada, Magister en Legislación Económica y Derecho Empresarial.

Of-Counsel DMK Abogados

En el año 2013 fue promulgada en nuestro país la Ley de Incentivos a la Movilidad Eléctrica No. 103-13, con la finalidad de promover el uso de vehículos que no contaminen el medio ambiente y reducir los niveles de contaminación producto de las emisiones de combustibles fósiles. Sin embargo, es realmente a partir del 2018 que se ha producido la entrada en vigor de dicho texto legal, que permite la importación de vehículos eléctricos pagando solo un 50 % de arancel, 50 % ITBIS y 50 % de primera placa.

Aunque actualmente en el país se están importando 10 modelos diferentes y hay una Asociación de Movilidad Eléctrica Dominicana (Asomoedo), para la mayoría de los entendidos en la materia es un reto para que se pueda generalizar el uso de vehículos eléctricos además de aumentar la importación, ampliar las redes de carga. Ciertamente la falta de redes de carga podría considerarse un reto, pero el mismo es fácilmente superable y, además, por tratarse de un país pequeño no es necesario masificar los cargadores como en países territorialmente extensos porque aquí las distancias son reducidas y las personas pueden cargar los vehículos en sus casas y con esa carga pueden resolver el problema de movilidad dentro de la ciudad sin grandes inconvenientes.

A nuestro entender existen otros retos no tan evidentes, que no son de origen legal, pero que conllevan la adopción de una serie de medidas complementarias, para que la movilidad eléctrica sea una realidad exitosa y a continuación quiero reflexionar sobre algunas consideraciones en términos de seguridad que se deben tener en cuenta.

Primeramente, desde el punto de vista de los seguros, el uso masivo del vehículo eléctrico no debe representar un cambio en la regulación a lo sumo podría implicar un cambio en la póliza; en cuanto a la tarifa y/o los deducibles porque la tecnología de este tipo de vehículos, entre ellos la batería y demás componentes, podrían significar un cambio en las condiciones de aseguramiento.

Sin embargo, como en el país todavía el tema es relativamente nuevo y no se ha llegado a la cifra de mil vehículos eléctricos en circulación, aún no disponemos de información estadística sobre accidentes de tránsito que involucren este tipo de autos, pero cuando se incremente la cantidad de vehículos eléctricos circulando es muy probable que se produzcan ajustes por parte de las compañías de seguros en el proceso de evaluar el riesgo, ya que según entendidos en la materia sólo la batería podría llegar a representar entre el 40% y 60% del valor del mismo.

Para las aseguradoras será de importancia también que haya disponibilidad de repuestos en el mercado local, que existan talleres con equipos y mano de obra especializada para la reparación de este tipo de vehículos en caso de siniestros y si fuere una pérdida total, será relevante saber quién podría comprar los restos de una unidad eléctrica o si tendrán que asumir el 100% de la pérdida, pudiendo incluso afectar sus contratos de reaseguro.

En cuanto a las normas de circulación, debemos tener presente que en el país tenemos una tasa muy alta de accidentes de tránsito y aunque la era de la electrificación automovilística está en ciernes, la gran mayoría de conductores nunca ha manejado un vehículo 100% eléctrico; y los expertos señalan que si existen diferencias entre manejar un auto de este tipo y uno de combustión. La más importante es que la respuesta y entrega de potencia de los ejemplares de cero emisiones es inmediata. La transmisión de fuerza va directamente a las ruedas y la aceleración es mayor, y aunque en los casos de un accidente en el que esté implicado un auto eléctrico los riesgos son similares a aquellos que incluyen vehículos de combustión, si hay aspectos a tener en consideración para disminuir los riesgos específicos provocados por la presencia de una batería de alto voltaje.

En las conclusiones de un informe elaborado por la compañía de seguros francesa AXA en base a sus datos de reclamaciones con vehículos eléctricos se señala: “ser capaz de conducir un vehículo no significa necesariamente saber conducir cualquier tipo de vehículo. Es importante tener conocimientos específicos y realizar prácticas de conducción, algo muy necesario cuando se trata de coches eléctricos, en los que hay que acostumbrarse a su particular aceleración y frenado para garantizar la seguridad en marcha”.

En otro estudio elaborado por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA) se sostiene que los autos eléctricos tienen hasta un 35% más posibilidades de atropellar a un peatón que uno con motor convencional. La cifra se eleva al 57% para la probabilidad de accidentes con un ciclista. Esto como consecuencia de la denominada “escasa rumorosidad en marcha” que hace que los vehículos eléctricos sean más silenciosos que los convencionales.

Por todo lo anterior, somos de opinión de que es necesario que la población conozca sobre las características particulares de los vehículos eléctricos y las diferencias más importantes que hay que tener en cuenta cuando se vea involucrado un vehículo eléctrico en un accidente automovilístico; pues aunque los expertos, indican que el nivel de riesgo es casi el mismo respecto al que involucra a vehículos a gasolina o diésel; si existen riesgos asociados, sobre todo, por la batería de alto voltaje. Por tanto, hay que considerar las posibilidades de electrocución, las quemaduras eléctricas provocadas por el calor, el incendio a consecuencia de reacciones químicas incontroladas y temas específicos sobre la extracción de las víctimas o el traslado y almacenamiento del vehículo posterior al siniestro ya que las baterías dañadas pueden incendiarse hasta 48 horas después de un choque  y por ello luego de un siniestro o un golpe muy fuerte el auto debe almacenarse al menos a 15 metros de distancia de otros vehículos o en estructuras seguras, en prevención de un posible incendio de la batería en las horas posteriores al accidente.

La movilidad eléctrica y los vehículos ecológicos son una necesidad y celebramos que República Dominicana haya adoptado una ley de incentivos al uso de los mismos, pero con estas líneas quisimos llamar la atención de que la cantidad de vehículos circulando todavía es incipiente y que además de fomentar la importación de vehículos y ampliar las redes de carga se hace imperativo desde el punto de vista de seguridad llenar el vacío educativo, crear estructuras, tener soporte y que las instituciones revisen sus protocolos tradicionales en casos de accidentes y hagan las adecuaciones necesarias para que las normativas sean implementadas exitosamente.


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