Avanzar en la transición ecológica sin perjudicar la economía. Además de Francia, cuyo gobierno anuló esta semana el aumento de los impuestos sobre el combustible, numerosos países afrontan esta cuestión.

No obstante, “no hay una contradicción fundamental” entre economía y ecología, explicó a la AFP Mireille Chiroleu-Assouline, profesora en la París School of Economics.

“Pero esto comporta limitaciones para las familias”, añade Mathieu Plane del Observatorio francés de coyunturas económicas (OFCE). Según Plane, “si la fiscalidad ecológica no está acompañada y compensada, en particular sobre la cuestión del poder adquisitivo, esta difícilmente resulta aceptable”.

Si la cuestión del poder adquisitivo es una de las principales reivindicaciones del movimiento de los “chalecos amarillos”, que se manifiestan en Francia desde el pasado 17 de noviembre, el reto de conciliar economía y ecología también está presente en numerosos otros países.

Un ejemplo de ello es la Conferencia del Clima de la ONU que se celebra en Polonia (COP25), un país signatario del Acuerdo de París pero cuya economía depende de la energía térmica de carbón.

Según las proyecciones de los expertos del Instituto de investigaciones estructurales de Varsovia, el porcentaje de energía térmica en el total de producción eléctrica debería reducirse al 39% en 2030 para respetar los objetivos climáticos del acuerdo de 2015.

No obstante, las políticas energéticas del gobierno polaco, presentadas el 23 de noviembre por su ministro de Energía, Prysztof Tchorzewski, contemplan que en 2030 el 60% de la electricidad sea producida a través de la combustión de carbón, que el año pasado representó el 80%.

“Mientras se prioriza el interés político a corto plazo, se aplazan las decisiones difíciles para más adelante”, lamentaba a finales de noviembre Marek Jozefiak, experto del carbón para la fundación Greenpeace.

Este argumento resulta aún más evidente en Estados Unidos, cuyo presidente Donald Trump retrocede respecto algunos avances de su predecesor en materia de lucha contra el cambio climático con el argumento de no perjudicar el crecimiento económico.

Además de su decisión de abandonar el Acuerdo del Clima de París, el presidente republicano también anuló un plan sobre las centrales de carbón para reducir la contaminación e impulsó un proceso para flexibilizar las normas contra la contaminación de los vehículos a partir de 2025.

“Hay una oposición entre un razonamiento a corto plazo y otro a largo plazo”, explica Xavier Timbeau, del Observatorio francés de coyunturas económicas, en declaraciones a la AFP.

El director principal del OFCE considera que esta lógica resulta paradojal. “Si evitamos las inversiones en defensa del medioambiente, el precio de esto será más importante de lo que costaría actualmente evitar el cambio climático”.

Para Timbeau, tres factores explican las decisiones contrarias a la lucha contra el cambio climático que pueden adoptar los gobiernos: “Una forma de egoísmo y la brutalidad de las medidas que deben adoptar los jefes de estado y de gobierno para cambiar las conductas”.

Esta “brutalidad” será percibida de forma más negativa si “se suma a las desigualdades económicas que aumentaron con gran violencia durante los últimos veinte o treinta años”, continúa Timbeau.

Pese al escaso avance de medidas contra el cambio climático tras la firma del Acuerdo de París, Timbeau considera “inevitable” la evolución de las políticas y los comportamientos.

“No podemos decir que no ha habido una toma de consciencia en Francia” a favor de la transición ecológica, confirma Plane, quien recuerda que hace falta saber “quién lo financia, cómo se lleva a cabo y cómo se hace interesante para todo el mundo”.

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How to advance in the ecological transition without harming the economy.

In addition to France, whose government annulled the increase in taxes on fuel this week, many countries face this issue.

However, «there is no fundamental contradiction» between economy and ecology, Mireille Chiroleu-Assouline, professor at the Paris School of Economics, told AFP.

«But is has limitations for families,» adds Mathieu Plane of the French Economic Situation Observatory (OFCE). According to Plane, «if ecological taxation is not accompanied and compensated, particularly in the question of purchasing power, it is hardly acceptable.»
If the issue of purchasing power is one of the main demands of the «yellow vests» movement which have been protesting in France since last November 17, the challenge of reconciling economy and ecology is also felt in many other countries.

An example of this is the UN Climate Conference held in Poland (COP25), a signatory to the Paris Agreement but whose economy depends on coal´s thermal energy. According to the forecasts from experts at the Warsaw Institute of Structural investigations, in order to comply with the climate objectives of the 2015 agreement the percentage of thermal energy production should be reduced to 39% of the total power production in 2030.

However, the energy policies of the Polish government, presented on November 23 by its Energy Minister, Prysztof Tchorzewski, contemplate that in 2030 60% of electricity will be produced from coal, which last year was 80%.

«While short-term political interest is prioritized, difficult decisions are postponed for later,» Marek Jozefiak, coal expert for the Greenpeace Foundation, lamented at the end of November.

This argument is even more evident in the United States, whose president Donald Trump is backtracking on some of his predecessor´s advances in the fight against climate change by arguing they are harming economic growth.

In addition to his decision to abandon the Paris Climate Agreement, the Republican president also overturned a plan on coal plants to reduce pollution and pushed for a process to make vehicle pollution standards more flexible after 2025.

«There is a conflict between short-term reasoning and long-term reasoning,» Xavier Timbeau, of the French Economic Situation Observatory, told AFP.

The principal director of the OFCE considers that this logic is paradoxical. «If we avoid investing in environmental protection, the price will be higher than what it would cost now to avoid climate change.»

For Timbeau, three factors explain the decisions against the fight against climate change that governments can adopt: «A form of selfishness and the brutality of the measures that the heads of state and government must adopt to change behavior».

This «brutality» will be perceived in a more negative way if «it adds to the economic inequalities that have increased violently over the past 20 or 30 years», continues Timbeau. Despite the scant progress of measures against climate change after the Paris Agreement was signed, Timbeau considers the evolution of policies and behavior «inevitable».

«We cannot say that there was no awareness in France» in favor of the ecological transition, confirms Plane, who remembers that it is necessary to know «who finances it, how it is carried out and how it concerns everyone. »

Source: Diario Libre[:]


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