Honorable Señor Eduardo Estrella, Presidente de la Asamblea Nacional;
Excelentísimo Señor Jovenel Moïse, Presidente de la República de Haití;
Excelentísimo Señor, General Umaro Sissoco Embaló, Presidente de la República de Guinea Bissau y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas;
Honorable Señor Hipólito Mejía, Ex Presidente de la República;
Su Excelencia Michael Pompeo, Secretario de Estado de los Estados Unidos;
Su Excelencia, Mevlȕt Cavuşoğlu, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Turquía;
Su Excelencia, Maria Aranzazu González Laya, Ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Reino de España;
Su Excelencia, Pedro Brolo Vila, Secretario de Estado de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional de la República de Guatemala;
Su Excelencia Lisandro Rosales Banegas, Ministro de Relaciones de la República de Honduras;
Su Excelencia Zoran Djordjevic, Ministro de Trabajo, Empleo, Veteranos y Política Social de la República de Serbia;
Su Excelencia Reverendísima Monseñor Ghaleb Bader, Nuncio Apostólico y Jefe de Misión especial de Su Santidad el Papa Francisco;
Excelentísimos Señores y Señoras Jefes de las Misiones Especiales y de Organismos Internacionales;
Excelentísimos Señores y Señoras Miembros del Cuerpo Diplomático y Consular acreditados en el país;
Distinguidos Invitados Especiales;
Excelentísima Señora Raquel Peña Rodríguez, Vicepresidenta de la República;
Honorable Señora Milagros Ortíz Bosch, Ex Vicepresidenta de la República;
Excelentísima Señora Raquel Arbaje de Abinader, Primera Dama de la República;
Honorable Señor Luis Henry Molina, Presidente de la Suprema Corte de Justicia;
Honorable Señor Milton Ray Guevara, Presidente del Tribunal Constitucional;
Honorable Señor Román Jáquez Liranzo, Presidente del Tribunal Superior Electoral;
Honorable Señor Julio César Castaños Guzmán, Presidente de la Junta Central Electoral;
Honorable Señor Hugo Álvarez Pérez, Presidente de la Cámara de Cuentas;
Honorable Señora Zoila Martínez Guante, Defensora del Pueblo;
Honorable Señor Alfredo Pacheco Osoria, Vicepresidente de la Asamblea Nacional;
Honorables Señores Senadores y Diputados, Miembros de la Asamblea Nacional;
Mi Madre, Rosa Sula Corona Caba;
Altos Funcionarios Civiles y Militares;
Distinguidos representantes de los medios de comunicación;
Señoras y señores.
Permítanme, antes de iniciar mi intervención que les pida que se pongan en pie para rendir homenaje y recuerdo a las víctimas del Covid-19 y a sus familias.
No están solos en este terrible trance y cuentan con la solidaridad y el afecto de todo el pueblo dominicano aquí representado, así como con el aliento fraterno de las naciones hermanas y amigas cuyos representantes nos honran hoy con su presencia.
Y tributemos también un aplauso que sirva de apoyo para todos los que están hospitalizados, así como los que se recuperan en sus casas y, en especial, para el personal sanitario que nos cuida y cura en un esfuerzo de solidaridad y profesionalidad sin precedentes en nuestra historia.
Muchas gracias, señoras y señores.
Pueblo dominicano.
Esta mañana comparezco ante esta Asamblea Nacional para recibir la Banda presidencial honrado por la confianza ciudadana depositada en las urnas y muy consciente de los desafíos actuales, pero también lleno de fe respecto al porvenir.
Como corresponde a nuestra tradición cívica y política, este acto se celebra el 16 de agosto, 157 años después de que, en el Cerro de Capotillo, catorce hombres al mando del coronel Santiago Rodríguez izaran la bandera nacional bajo el grito de ¡Viva la República Dominicana!
Con aquella acción valiente se inició un camino, duro y a veces amargo, pero también guiado por la esperanza que, más de ciento cincuenta años después, nos ha traído hasta un nuevo momento solemne de relevo y continuidad en la más alta magistratura de la República Dominicana.
Hoy damos un paso más hacia ese futuro de libertad, prosperidad y justicia con el que soñaron aquellos héroes y cuya memoria honramos haciendo coincidir la fecha de su epopeya con el acto de toma de posesión del Presidente de la República.
Cuando aquellos bravos patriotas protagonizaron El Grito de Capotillo sabían que la senda por la que tenían que transitar estaba llena de obstáculos. Sin embargo, ni les temblaron las piernas ni flaqueó su ánimo para enfrentar la tarea histórica que tenían por delante.
Casi un siglo después y en circunstancias también sombrías para nuestra patria, al pintor Aurelio Crosiet no le falló el talento y, con sus pinceles, dejó en los muros de este venerable salón un mapa simbólico de la que, —anuncio ahora— será nuestra travesía durante los próximos años; un periodo en el que no van a faltar las dificultades ni los retos, pero tampoco la determinación para solucionarlas ni el trabajo para superarlos.
Los murales de Crosiet que ahora podemos contemplar, nos muestran enseñanzas de libertad, de justicia, del valor de la ley, de la patria y de la fe.
Pero a pesar de la inspiración y el orgullo que nos producen estas pinturas, no voy a engañar a nadie con palabras dulces, promesas huecas ni horizontes falsos porque, ni la altísima magistratura que hoy asumo ni la decencia me permitirían semejante irresponsabilidad, porque vivimos una de las horas másdifíciles de nuestra historia para la que no contamos con precedentes ni disponemos de recetas probadas porque, sencillamente, no existen.
Aun así, en este día solemne, ofrezco trabajo y diálogo ilimitado para, entre todos, salir adelante más fuertes, más unidos y cargados de esperanza.
Como preámbulo quiero advertir que este discurso no será un programa de gobierno, ni un listado de obras a emprender, que ya hemos detallado a lo largo de la campaña, y en la transición. Tampoco un inventario del penoso legado en muchos de los ámbitos del Estado, del que se ocuparán de informar los funcionarios que integrarán el equipo de trabajo de este gobierno. Porque este será un gobierno de sistemática comunicación y rendición de cuentas.
Señoras y señores:
El Covid ha puesto al desnudo la grave situación estructural que atraviesa nuestra patria. Una pandemia global nos ha mostrado como nuestro país tiene debilidades que la hacen muy vulnerable a la situación actual y a sus consecuencias económicas y sociales. Llevamos décadas de inacción y mala política, pero hoy ya no tenemos más tiempo que perder.
Sin embargo, lo urgente no debe hacernos olvidar lo importante. La premura con la que hemos de arbitrar medidas no debe ser excusa para no acometer las reformas profundas que precisa nuestro país para contener los estragos que agrava la pandemia en el corto plazo, y también para superar nuestras carencias estructurales.
Por ello, esta presidencia que hoy comienza, será la de los cambios urgentes. Pero también la de los cambiosirreversibles.
COVID Y SALUD
El Covid-19 es un mal global que nos golpea a todos de una manera tan silenciosa como especialmente cruel porque castiga la necesidad que, como seres humanos tenemos de vivir juntos.
Un adversario tan terrible que nos obliga a tomar medidas excepcionales para defender la vida y nuestra forma de vivirla.
El virus está poniendo a prueba toda nuestra estructura social, con consecuencias para nuestra salud y nuestro sistema sanitario, pero también para la actividad económica, educativa, cultural y social. Por eso debemos actuar ahora y con contundencia.
El actual sistema público de salud, pese a sus buenos profesionales, no ha tenido suficientes medios para paliar la pandemia, o para articular políticas de prevención ante esta u otras crisis sanitarias.
Quiero anunciarles hoy, que nuestro gobierno pondrá en marcha un plan nacional de detección, aislamiento, rastreo y tratamiento de contagiados a una escala sin precedentes en nuestra historia, con el compromiso de garantizar el acceso a la vacuna contra el virus a toda la población dominicana tan pronto como esté disponible.
Aumentaremos el presupuesto de salud hasta llegar a más de 66.000 millones de pesos en los primeros 4 meses de gobierno para atender a esta emergencia pero, a la vez, para transformar para siempre nuestro modelo de atención sanitaria, bajo criterios de desconcentración, descentralización y empoderamiento de las comunidades, así como el refuerzo de la atención primaria.
Hoy me comprometo a dedicarme en cuerpo y alma a situar nuestro sistema sanitario donde los dominicanos merecen que esté: entre los mejores de América Latina.
Por ello, sirva este acto de recepción de la Banda Presidencial para adquirir aquí un compromiso solemne: Nadie va a quedar desatendido ni abandonado a su suerte porque de esta crisis vamos a salir, todos y juntos.
Bajo mi presidencia el sistema sanitario no colapsará. Pero es importante que entendamos que después de casi seis meses de la aparición de la pandemia en el país, recibimos la conducción del gobierno en plena expansión del virus, ya con mil 400 fallecidos y más de 85 mil contagiados.
En los próximos meses aumentaremos el número de camas donde sea necesario, duplicaremos nuestra capacidad de camas en las unidades de cuidados intensivos, pondremos en marcha 12 hospitales temporales, y formaremos a más de 1.000 médicos y enfermeras en un gran programa nacional para ser más eficaces en la lucha contra la Pandemia.
Tal empeño será posible porque vamos a reestructurar la arquitectura institucional del Estado para eliminar los organismos e instituciones innecesarias o con duplicidad de funcionesy destinaremos esos fondos a la inclusión de más de dos millones de ciudadanos al seguro familiar de salud de forma que para diciembre de este año, la salud pública dominicana será, UNIVERSAL Y GRATUITA.
ECONOMÍA
Pueblo dominicano:
La pandemia es global. Y la crisis económica que ha traído consigo también lo es. El daño causado ya es el mayor desde la II Guerra Mundial. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica proyectan un crecimiento global negativo, por lo que la recuperación no llegará ni rápida ni fácilmente.
La reducción de la economía global significará intercambios comerciales dramáticamente inferiores entre los países. La revolución tecnológica que permitió que lo global se convirtiera en local provoca también que la reducción de la demanda mundial tenga consecuencias para el sector externo de nuestra economía y repercusiones en la producción, el empleo y el consumo interno.
Las prohibiciones y el temor a viajar reducen el número de turistas en nuestra isla; nuestras exportaciones sufren la depresión de la demanda mundial. Cierran pequeñas y medianas empresas, se pierden empleos y se consumen ahorros sin que nadie sea capaz de predecir el impacto ni el fin de la pesadilla.
Esta crisis amenaza con tensionar al máximo las políticas fiscales y nos obliga a un manejo adecuado del gasto público para paliar los daños que ya sufren los sectores generadores de divisas. Y todo esto se desencadena en un contexto en el que los niveles de deuda pública —incluso antes de la pandemia— habían llegado ya a los límites de la imprudencia. La deuda consolidada de todo el Estado fue duplicada en la última década, y solo esta semana el déficit ha crecido en 25.600 millones de pesos.
En el pasado no hubo un aumento del bienestar de los ciudadanos, pero si un aumento de la deuda y de nuestro déficit. Este es el escenario al que nos enfrentamos. Este es el balance que nos hemos encontrado. Un balance que estamos firmemente comprometidos a revertir.
Mejorando la calidad del gasto y eliminando dispendios y corrupción que durante años solo han aumentado el déficit y consecuentemente la deuda publica sin mejorar la calidad de vida de los dominicanos. Que no pierdan su tiempo los auspiciadores de la malversación. Nada ni nadie nos hará variar este compromiso.
Jamás, gobierno alguno, enfrentó semejante combinación de retos y amenazas.
La crisis y sus efectos nos traen muchos meses de sacrificio y disciplina, pero siempre conservando la esperanza en un porvenir mejor. Por ello, la prioridad es la de crear las condiciones para recuperar la producción y el empleo utilizando todos los mecanismos que estén a nuestro alcance para lograr dicho objetivo, por eso les anuncio que:
- Continuaremos los programas de ayuda FASE, Quédate en Casa y Pa’Ti para lo que queda de este año 2020
- Extenderemos las facilidades tributarias en especial para las pequeñas y medianas empresas e implementaremos un Programa de Garantías y Financiamiento dirigido a los sectores afectados por la pandemia por más de 000 millones de pesos.
- Iniciaremos un plan de reparación y construcción que impactará a más de 30.000 viviendas para reactivar las economías locales en todo el país.
- Impulsaremos que el Banco de Reservas de prioridad a los proyectos del sector turístico, industrial y de exportaciones que creen empleo y que estén detenidos por la falta de financiamiento.
- Presentaremos el próximo lunes 24 el Plan de relanzamiento del Turismo con el objetivo de impulsarlo y recuperar la afluencia de visitantes previa a la pandemia.
- Vamos a disponer, por medio del Banco Agrícola, de 000 millones de pesos de financiamiento a tasa de interés cero para la nueva siembra. Y prestará apoyo a la comercialización y asistencia técnica para garantizar la seguridad alimentaria.
Para lograr todos estos objetivos será necesario recurrir a fuentes de financiación internas y externas que permitan atender las necesidades extraordinarias, lo que implicará un aumento del endeudamiento más allá del que teníamos programado antes de la pandemia.
La magnitud de la crisis es tan descomunal que este nuevo gobierno hará lo que sea necesario, cuando sea necesario y el tiempo que sea necesario para rescatar la economía y proteger a las personas y sus empleos.
Una vez superada la crisis sanitaria y económica tendremos que tomar las medidas para cambiar la trayectoria de nuestra deuda pública.
La limitaciones fiscales nos impulsan a ser creativos y utilizar al máximo las alianzas públicasy privadas para generar inversiones en áreas que supongan creación de empleos formales y obras estratégicas. Algunas que iniciaremos la planificación y asignación de inmediato son:
- La construcción de la Autopista del Ámbar, que permitiría llegar de Santiago a Puerto Plata en tan solo 25 minutos y de Santo Domingo a Puerto Plata en dos horas.
- El desarrollo turístico de Pedernales, que desarrollaría su propio aeropuerto asi como la construcción de 3.000 habitaciones hoteleras en varios hoteles.
- El puerto de Manzanillo que nos permitirá dar salida a las exportaciones de banano y las zonas francas de Santiago y la línea noroeste.
Quizás ahora el sector privado tenga sus lógicas reservas para iniciar nuevos proyectos dada la delicada situación internacional. Pero este gobierno les quiere decir a los empresarios nacionales e internacionales que este es el momento de invertir en la República Dominicana.
Crearemos un clima favorable a la inversión garantizando la seguridad jurídica, la trasparencia y la celeridad en los procesos de contratación. Y además, a partir de mañana estoy ordenando a todas las instituciones públicas acelerar el conocimiento y decisión de toda inversión que se encuentre paralizada y que suponga creación de empleo.
RELACIONES EXTERIORES
Asambleístas
La política exterior dominicana tiene que situarse como uno de los ejes de la acción gubernamental. Su peso e importancia en un contexto tan global se hace hoy indispensable.
Quiero recordar aquí, en este punto y en tan importante acto, que nuestra nación no se circunscribe tan sólo a los 48.000 kilómetros cuadrados que ocupa.
A la República Dominicana la podemos encontrar también más allá de las costas azul turquesa del mar que bañan a esta dinámica y diversa región caribeña. República Dominicana vive también entre los rascacielos de la Gran Manzana de Nueva York, y en las bulliciosas calles de Madrid.
Esta República Dominicana de la que hoy quiero hacerles partícipes, somos todos y cada uno de nosotros, hombres y mujeres que vivimos en esta isla o que desarrollan sus proyectos de vida en la lejanía. Es la República de aquellos que llevemos encendida por el mundo la llama eterna de la patria que nos legaron los Trinitarios, Gregorio Luperón y las Hermanas Mirabal.
Esa república que vive lejos de esta isla es la que ha mantenido su esfuerzo en un momento tan duro como este, aumentando las remesas para ayudar a sus familias. Ellos siguen demostrando su inmenso apego a esta tierra, colocada en el mismo trayecto del sol y de la luz. Tienen sus cuerpos fuera, pero su alma y su cultura permanecen entre nosotros. A esta querida diáspora en el exterior solo podemos decirle: GRACIAS.
La política exterior dominicana ha sido tradicionalmente ineficaz, y los nombramientos en su servicio exterior repartidos muchas veces como botín político. Pero esto va a cambiar YA. Desde hoy habrá un gobierno que atienda a su gente, que se ponga a su servicio y que ayude a su pueblo este donde este.
Somos plenamente conscientes de que la prosperidad del país también dependerá de que situemos nuestro servicio exterior donde merece una nación moderna y decente. Tenemos grandes retos por delante, como su profesionalización, modernización y la adecuación de sus estructuras, hoy desproporcionadas e ineficaces.
A través de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores promoveremos el comercio y las inversiones en un tiempo en el que serán cruciales para nuestra recuperación. Fortaleceremos nuestras relaciones estratégicas con EE.UU, nuestro principal socio comercial y el lugar donde residen dos millones de compatriotas.
Y seguiremos vigorizando nuestras relaciones con todas las regiones del mundo, incluida la Unión Europea, especialmente con nuestros socios españoles y por supuesto, redoblaremos los esfuerzos para ser un actor de trasformación económica y promotor de la democracia y su valores en toda América Latina y el Caribe.
La República Dominicana está perfectamente posicionada para aprovechar al máximo este reto histórico. Contamos con un ecosistema industrial y de Zonas Francas robusto, y una proximidad envidiable con los principales mercados de consumo del mundo.
Llegó el momento de maximizar nuestra posición geográfica en el continente Americano para el restablecimiento de empresas y la creación de empleos.
Señoras y señores,
La relación bilateral con Haití es muy importante para la Republica Dominicana. Somos conscientes de que el éxito en esta relación depende de la presencia activa, consistente y perseverante de ambos estados. De ahí que debamos seguir fortaleciendo los instrumentos para una buena vecindad, fomentar el desarrollo integral de la frontera y diseñar una política de seguridad efectiva para ayudar al bienestar de las dos naciones.
EDUCACIÓN
Pueblo dominicano,
La verdadera razón de ser de un gobierno es el bienestar de su gente. Y no se puede aspirar a grados mayores de bienestar y de igualdad sin Educación. La auténtica palanca transformadora de la sociedad es la formación y el conocimiento.
Decía Bertold Brecht aquello de; «Qué tiempos serán estos, que hay que defender lo obvio». Pues bien, aquí me tienen, defendiendo una vez más una obviedad tan grande como olvidada: Que la República Dominicana debe tener el sistema educativo que merece y que no debe ser otro que el mejor.
No por casualidad, el pueblo dominicano convirtió en un estandarte la legítima y necesaria demanda de que se destine el 4% del Producto Interno Bruto a la Educación.
Sin embargo tristemente, ese 4% no se ha invertido como debería, hubo más negocio que educación.
Así pues, no empezamos con ninguna ventaja. Según el Banco Mundial la expectativa de escolaridad de un niño dominicano es de 11.3 años, pero la escolaridad efectiva por manejo de competencias se reduce a 6.3.
El 20 por ciento de nuestro alumnado no completa el ciclo de enseñanza primaria y el desencuentro entre el modelo de las instituciones formadoras de educadores y el currículo vigente de nuestros centros educativos es evidente.
Hemos empeorado en los informes PISA desde 2015, situándonos hoy en el último lugar de 79 países en matemáticas y ciencias y en el penúltimo en lectura.
El diagnóstico de nuestro sistema educativo es, sin duda, grave y no pienso maquillar tal condición, ni voy a consentir que siga así.
El modelo educativo vigente en nuestro país no funciona, o al menos no genera calidad en la educación, empleabilidad de los graduados ni contribuye al desarrollo de la nación.
Por ello, nos proponemos garantizar la incorporación de todas las dominicanas y los dominicanos a los procesos educacionales: que nadie se quede sin un cupo escolar, sin una oportunidad de formarse, de capacitarse, desarrollarse y tener acceso al éxito.
Vamos a impulsar un modelo educativo basado en la generación de competencias útiles para la inserción social, pero útiles también para que nuestros jóvenes puedan desempeñar efectivamente un empleo de calidad -un empleo formal- o crear sus propios negocios, si así lo deciden.
Asimismo, vamos a llenar de competencias y contenidos útiles la tanda extendida, para que nuestros centros educativos se conviertan en laboratorios de valores y de ciudadanía.
Para el logro de estos propósitos es indispensable el compromiso y la participación entusiasta de toda la comunidad educativa, especialmente de los docentes a quienes vamos a mejorar sus condiciones laborales como reconocimiento a su capacitación y formación como buenos educadores y a la calidad de la enseñanza que brindan a nuestros niños y jóvenes.
La crítica situación que arrastra la educación dominicana se agrava aún más a causa del Covid-19, que pone en serias dificultades el año escolar 2020-2021, pautado para iniciarse el próximo día 24, es decir, dentro de ocho días. No podemos correr ese riesgo.
Sin embargo, tampoco vamos a resignarnos a esperar a que pase la tormenta. La semana próxima, el nuevo ministro de educación presentará el plan mediante el cual vamos a enfrentar la situación para garantizar la marcha de la educación preservando la salud de la comunidad educativa.
Eso nos obliga a recurrir a la educación a distancia y virtual, para lo cual se requiere de recursos tecnológicos que el gobierno saliente no preparó.
De ahí que les anuncie hoy que, para el inicio del año escolar, todos los niños y jóvenes de las escuelas y liceos de la República Dominicana dispondrán de una Tablet o Laptop para que puedan seguir su formación independientemente de cómo sea la evolución de la pandemia y su nivel económico.
Pondremos en marcha también un ambicioso plan para implicar a todas las operadoras de servicios telefonicos del país y asegurar la conectividad de todo el sistema educativo en un tiempo mínimo.
También nos hemos reunido con la rectora de la universidad autónoma de Santo Domingo para proveerla de una ayuda especial, de tal manera que podamos garantizar su semestre con plena seguridad y de la mejor manera posible.
Con estas medidas, salvaremos el año escolar y universitario y eliminaremos de una vez por todas la brecha digital que tan grande e insoportable es en nuestro país.
Este es un cambio que trasformará de una manera sin precedentes nuestro sistema educativo para siempre.
Porque, este gobierno que hoy empieza está convencido de que la apuesta por la educación es la única en la que se gana siempre, pues estamos hablando del motor transformador de un cambio imparable y sin vuelta atrás. Apostando por nuestros jóvenes y por su formación estamos apostando por el talento y el futuro, Si lo conseguimos, llegaremos a tiempo a la cita histórica del progreso que la República demanda.
INSTITUCIONALIDAD
Pero no existen transformaciones sin las reformas institucionales necesarias que garanticen que somos un pueblo de leyes y no una comunidad sometida a la cambiante voluntad de sus gobernantes. La Historia no es lineal y en la República Dominicana hemos aprendido esa lección por las malas demasiadas veces.
El inventario de trágicos retrocesos desde nuestra Independencia así lo confirma. Nada sin esfuerzo está garantizado para siempre. Por eso, la vigilancia para mantener la democracia no termina nunca.
Los aquí reunidos en la Asamblea Nacional, desde nuestras distintas responsabilidades institucionales, somos los guardianes del legado democrático y, como tales, no podemos fracasar en el objetivo de conciliar la libertad con la Justicia.
Porque sin Justicia no puede existir la democracia.
No se ha de malograr la herencia histórica de cientos de miles de dominicanos y dominicanas que, en el devenir de más de siglo y medio, han marchado exigiendo justicia y que, en demasiadas ocasiones, han derramado su sangre en el empeño. Si olvidáramos esos sacrificios, no seríamos dignos ni de mirarnos al espejo sin sentir vergüenza.
Tampoco podemos olvidar a todos aquellos que lucharon con determinación por garantizar el respeto a la Constitución y nuestras leyes. No los defraudaremos.
Por ello, uno de los primeros decretos que firmaré hoy será para designar un Procurador General políticamente independiente capaz de hacer lo justo, incluso si todos están en contra, y de evitar lo injusto, incluso si todos están a favor.
SEGURIDAD
Asambleístas,
Sin ley no hay seguridad, sin seguridad no hay libertad y sin libertad no hay democracia. Y el que tenga la tentación de sacrificar alguno de estos valores para preservar otro, los perderá todos.
En una sociedad libre, moderna, democrática y avanzada como la que aspira ser la dominicana todos merecemos desarrollar un proyecto de vida sin violencia.
La inseguridad afecta a miles de dominicanos y dominicanas. El 77% de la sociedad considera la delincuencia como su principal preocupación.
Creo que este problema debe ser solventado superando el viejo concepto de orden público, porque las causas de este mal son mucho más complejas y profundas.
Por ello, debemos mejorar y atender la prevención, creando oportunidades que cierren la puerta al recurso a la delincuencia a la vez que llevamos intensos programas educativos sobre el impacto negativo del alcohol y las drogas entre los más jóvenes. También fortaleceremos las acciones de disuasión estrechando la colaboración de la policía con la sociedad a la cual debe servir y proteger. Esto requiere un esfuerzo colectivo tan grande como la meta que queremos alcanzar: un país sin violencia.
Para este gran objetivo sabemos que necesitamos implicar a todo el pueblo dominicano, pero en especial a aquellos que velan por nuestra seguridad y libertad: al cuerpo de policía nacional.
El servicio de policía, tiene encomendadas tareas tan vitales para el desarrollo de nuestra nación, como proteger la vida, la integridad física de las personas, preservar el orden público o promover la convivencia ciudadana. Nuestra deuda con este servicio es tan grande como la obligación que tenemos para mejorarlo.
En este nuevo tiempo que comienza emprenderemos una reforma integral de la policía nacional que promueva cambios en la cultura institucional, impulse la profesionalización y tecnificación del servicio, mejore las condiciones laborales de nuestros agentes y dé una mayor eficacia de los servicios policiales.
Una batería de medidas y propósitos que son cruciales para la calidad democrática de nuestro país. Pues afecta de lleno a su gente y condiciona nuestras vidas.
TRANSPARENCIA
Y LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Asambleístas,
Una democracia de calidad, a las puertas de la tercera década del siglo XXI, requiere una rendición de cuentas vertical. Esto supone un sistema de frenos y contrapesos entre los poderes del Estado, para que ninguno prevalezca sobre otro. El gobierno debe estar sometido a una fiscalización ciudadana permanente y transparente. Eso también es democracia y no sólo la emisión puntual de la expresión ciudadana que representa el depositar una boleta en una urna cada cuatro años.
Un reconocimiento pleno de los derechos fundamentales de la ciudadanía exige también la existencia de un régimen justo de consecuencias para aquellos que violen la Ley, sin ningún tipo de privilegio o impunidad, y de una distribución socialmente equitativa de los frutos del crecimiento económico y de la riqueza nacional.
Y hoy, aquí, les digo que nuestra democracia ha sido dañada.
En este punto quiero ser muy claro, preciso, y contundente. En el gobierno que iniciamos hoy, no se permitirá, bajo ningún concepto, que la corrupción del pasado quede impune, el que robó dinero del pueblo, tiene necesariamente que pagar en la justicia por sus actos.
De igual manera quiero hacerles una advertencia a los nuevos funcionarios que me acompañarán en el gobierno del cambio: No voy a tolerar ningún acto de indelicadeza y mucho menos de corrupción en mi gobierno. El funcionario que se equivoque con el dinero del pueblo, será inmediatamente destituido y puesto a disposición de la justicia. Estamos convencidos de que la corrupción de arriba incentiva la de abajo, que es la delincuencia, que se traduce en inseguridad. Y ambas tienen que ser combatidas sin tregua.
Quiero reiterar para que nadie se confunda, que no habrá impunidad para la corrupción del pasado, ni tampoco para la que se cometa en el futuro.
Estoy comprometido con el pueblo dominicano, con mi familia y con la memoria de mi padre a encabezar un gobierno trasparente y etico, donde el dinero del pueblo se maneje con total y absoluta pulcritud.
Como ven, los retos son difíciles y habrá quien sienta que su ánimo flaquea ante la colosal magnitud de la tarea. No es el caso de los dominicanos y dominicanas y, gracias a su inspiración, tampoco el de su presidente.
Aunque los recursos materiales son siempre limitados, las capacidades de las que depende el éxito —la creatividad, la persistencia, la disciplina, la solidaridad, el valor y la fe— son infinitas y constituyen el mejor patrimonio que tiene este país.
Sin embargo, estos dones no servirán de nada sin unidad de acción. Una unidad que nos concierne a todos, por encima de siglas, ideologías y partidismo.
El camino es largo y oscuro y quien tenga la tentación de recorrerlo solo y sin luces, no llegará a ninguna parte. Por ello, en los próximos días me reuniré con todo el liderazgo nacional para abordar y discutir juntos las soluciones que requiere nuestro país.
La emergencia sanitaria y sus tremendas consecuencias en el tejido económico y social nos exigen estar a la altura de las circunstancias como pocas veces ha ocurrido en la Historia de nuestra nación.
Tenemos un examen con la Historia y con las próximas generaciones que nos pedirán cuentas de nuestras acciones. Hemos de mostrar al mundo lo que somos capaces de hacer unidos en nuestra diversidad y fuertes en nuestra lucha.
Con ese ánimo asumo esta investidura como presidente de todos los dominicanos y dominicanas, como su primer servidor y con el compromiso de que este gobierno sea recordado como el que comenzó un nuevo tiempo de cambio, unidad, y verdadero desarrollo económico y social.
Este gobierno no será de unos contra otros. Soy el presidente de todos en una nación de ciudadanos libres e iguales que tienen como objetivo histórico proteger y reconstruir nuestro país.
Somos mucho más que diez millones de personas que viven en esta parte del mundo.
Somos una forma de ver la vida con los valores de la paz, la convivencia, la solidaridad y el progreso, como corresponde a un país que quiere ser construido y disfrutado tal y como quiere su gente. Nuestra gente. Nosotros. Un «nosotros» que no excluye a nadie porque es expresión de un espíritu colectivo de libertad y justicia que siempre ha guiado a nuestro pueblo.
Y que fue la bandera que izaron hace 157 años aquellos 14 hombres, en el cerro de Capotillo.
La bandera con la que hoy me visto.
La bandera de la libertad.
La bandera de la esperanza.
La bandera del progreso.
La bandera de todos los Dominicanos.
¡Viva la Republica Dominicana!
Muchas gracias y que Dios bendiga nuestro pueblo!![:en]SPEECH BY PRESIDENT LUIS ABINADER AT THE INAUGURATION CEREMONY BEFORE THE NATIONAL ASSEMBLY.
Ladies and Gentlemen.
Allow me, before starting my intervention, to ask you to stand up to pay tribute and remember the victims of Covid-19 and their families.
They are not alone in this terrible trance and they have the solidarity and affection of all the Dominican people represented here, as well as the fraternal encouragement of the sister and friendly nations whose representatives honor us today with their presence.
And let us also give an applause that serves as support for all of those who are hospitalized, as well as those who are recovering at home and, especially, for the health personnel who takes care of us and cure us in an effort of solidarity and unprecedented professionalism in our history.
Thank you very much, ladies and gentlemen.
Dominican people.
This morning I appear before this National Assembly to receive the Presidential Band, honored by the public’s trust placed in the polls and well aware of the current challenges, but also full of faith regarding the future.
As corresponds to our civic and political tradition, this act is celebrated on August 16, 157 years after, in the Cerro of Capotillo, fourteen men under the command of Colonel Santiago Rodríguez raised the national flag under the cry of Long live the Republic Dominican!
With that brave action, a hard and sometimes bitter path began but also guided by the hope that more than one hundred and fifty years later, has brought us to a new solemn moment of relief and continuity in the highest magistracy of the Dominican Republic.
Today we take another step towards that future of freedom, prosperity, and justice with which those heroes dreamed and whose memory we honor by making the date of their epic coincide with the act of inauguration of the President of the Republic.
When those brave patriots starred in El Grito de Capotillo, they knew that the path they had to travel was full of obstacles. However, their legs did not tremble, nor did their spirits fail to face the historic task ahead.
Almost a century later and in circumstances that are also bleak for our country, the painter Aurelio Crosiet’s talent did not fail and, with his brushes, he left on the walls of this venerable room a symbolic map of what, I announce now, will be our journey for the next few years; a period in which difficulties and challenges will not be lacking, but neither will the determination to solve them or the work to overcome them.
The Crosiet murals that we can now contemplate, show us teachings of freedom, justice, the value of the law, the homeland, and faith.
But, despite the inspiration and pride that these paintings give us, I am not going to fool anyone with sweet words, hollow promises or false horizons because neither the very high magistracy that I assume today nor decency would allow me such irresponsibility, because we are living the most difficult hours in our history for which we do not have precedents, nor have proven recipes because they simply do not exist.
Even so, on this solemn day, I offer work and unlimited dialogue so that, together, we can move forward stronger, more united, and fuller of hope.
As a preamble, I want to warn that this speech will not be a government program, nor a list of works to be undertaken, which we have already detailed throughout the campaign, and in the transition. Nor is it an inventory of the painful legacy in many areas of the State, which will be reported by the officials who will make up the work team of this government. Because this will be a government of systematic communication and accountability.
Ladies and Gentlemen:
The COVID has exposed the serious structural situation that our country is going through. A global pandemic has shown us how our country has weaknesses that make it very vulnerable to the current situation and its economic and social consequences. We have had decades of inaction and bad politics, but today we have no more time to waste.
However, the urgent should not make us forget the important. The haste with which we have to arbitrate measures should not be an excuse for not undertaking the profound reforms that our country needs to contain the ravages that the pandemic is aggravating in the short term, and also to overcome our structural deficiencies.
For this reason, this presidency that begins today will be one of the urgent changes. But, also that of irreversible changes.
COVID AND HEALTH
Covid-19 is a global evil that hits us all in a way that it is as silent as it is especially cruel because it punishes the need that, as human beings, we have to live together.
An adversary so terrible that it forces us to take exceptional measures to defend life and our way of living it.
The virus is putting our entire social structure to the test, with consequences for our health and our health system, but also in the economic, educational, cultural, and social activity. That is why we must act now and forcefully.
The current public health system, despite its good professionals, has not had enough means to alleviate the pandemic, or to articulate prevention policies in the face of this or other health crises.
I want to announce to you today that our government will launch a national plan for the detection, isolation, tracking, and treatment of infected persons on an unprecedented scale in our history, with the commitment to guarantee access to the virus vaccine to the entire Dominican population as soon as it is available.
We will increase the health budget to more than 66,000 million pesos in the first 4 months of government to attend to this emergency but, at the same time, to forever transform our health care model, under the criteria of deconcentrating, decentralization and empowerment communities, as well as the reinforcement of primary care.
Today I pledge to dedicate myself, in body and soul to placing our health system where Dominicans deserve it to be: among the best in Latin America.
For this reason, this act of reception of the Presidential Band serves to acquire a solemn commitment here: No one is going to be left unattended or abandoned to their fate because we are going to get out of this crisis, all and together.
Under my presidency, the health system will not collapse. But it is important that we understand that after almost six months after the onset of the pandemic in the country, we received the leadership of the government in full expansion of the virus, with 1,400 deaths and more than 85,000 infected.
In the upcoming months, we will increase the number of beds where needed, double our bed capacity in intensive care units, startup 12 temporary hospitals, and train more than 1,000 doctors and nurses in a large national program to be more effective in the fight against the Pandemic.
Such an endeavor will be possible because we are going to restructure the institutional architecture of the State to eliminate unnecessary agencies and institutions or with duplication of functions and we will allocate those funds to the inclusion of more than two million citizens to family health insurance so that by December of this year, Dominican public health will be UNIVERSAL AND FREE.
ECONOMY
Dominican people:
The pandemic is global. And also, the economic crisis that it has brought with it. The damage caused is already the greatest since World War II. The World Bank, the International Monetary Fund, and the Organization for Development and Economic Cooperation project negative global growth, so recovery will not come quickly or easily.
The reduction of the global economy will mean dramatically lower trade exchanges between countries. The technological revolution that allowed the global to become local also causes a reduction in the world demand to have consequences for the external sector of our economy and repercussions on production, employment, and domestic consumption.
Prohibitions and fear of traveling reduce the number of tourists on our island; our exports suffer from the depression of the world demand. Small and medium-sized businesses closed, jobs are lost and savings are consumed without anyone being able to predict the impact or the end of the nightmare.
This crisis threatens to put the maximum strain on fiscal policies and forces us to properly manage public spending to alleviate the damage already suffered by sectors that generate foreign exchange. And all this is triggered in a context in which the levels of public debt – even before the pandemic – had already reached the limits of recklessness. The consolidated debt of the entire State was doubled in the last decade, and this week alone the deficit has grown by 25.6 billion pesos.
In the past, there was no increase in the well-being of citizens, but an increase in debt and our deficit. This is the scenario we face. This is the balance that we have found. A balance that we are firmly committed to reversing.
Improving the quality of spending and eliminating waste and corruption that for years have only increased the deficit and consequently the public debt without improving the quality of life of the Dominicans. Don’t let the sponsors of embezzlement waste their time. Nothing and nobody will make us change this commitment.
Never before has any government faced such a combination of challenges and threats.
The crisis and its effects bring us many months of sacrifice and discipline, but always keeping hope for a better future. Therefore, the priority is to create the conditions to recover production and employment using all the mechanisms that are within our reach to achieve this objective, that is why I announce that:
- We will continue the assistance programs FASE, Stay at Home and Pa’Ti for the remainder of this year 2020
- We will extend the tax facilities especially for small and medium-sized companies and we will implement a Guarantee and Financing Program aimed at sectors affected by the pandemic for more than 100,000 million pesos.
- We will initiate a repair and construction plan that will impact more than 30,000 homes to reactivate local economies throughout the country.
- We will encourage the Reserve Bank to give priority to projects in the tourism, industrial and export sectors that create jobs and that are stopped due to lack of financing.
- We will present on Monday 24 the Tourism relaunch Plan with the aim of promoting it and recovering the influx of visitors prior to the pandemic.
- We are going to have, through Banco Agrícola, 5,000 million pesos of financing at zero interest rate for the new planting. And it will provide marketing support and technical assistance to ensure food safety.
To achieve all these objectives, it will be necessary to resort to internal and external sources of financing that allow meeting these extraordinary needs, which will imply an increase in debt beyond what we had programmed before the pandemic.
The scale of the crisis is so staggering that this new government will do whatever it takes when it takes, and for as long as it takes to rescue the economy and protect people and their jobs.
Once the health and economic crisis is over, we will have to take measures to change the trajectory of our public debt.
Fiscal limitations drive us to be creative and make the most of public and private alliances to generate investment in areas that involve the creation of formal jobs and strategic works. Some that we will start planning and assigning immediately are:
- The construction of the Amber Highway, which would allow getting from Santiago to Puerto Plata in just 25 minutes and from Santo Domingo to Puerto Plata in two hours.
- The tourist development of Pedernales, which would develop its own airport as well as the construction of 3,000 hotel rooms in various hotels.
- The port of Manzanillo that will allow us to export bananas and the free zones of Santiago and the northwest line.
Perhaps now the private sector has its logical reservations to start new projects given the delicate international situation. But, this government wants to tell national and international entrepreneurs that this is the time to invest in the Dominican Republic.
We will create a favorable investment climate by guaranteeing legal security, transparency, and speed in the hiring processes. And, furthermore, as of tomorrow I am ordering all public institutions to accelerate the knowledge and decision of any investment that is paralyzed and that implies job creation.
FOREING RELATIONSHIPS
Assemblymen,
Dominican foreign policy must be positioned as one of the axes of government action. Its weight and importance in such a global context is essential today.
I want to remember here, at this point and in such an important act, that our nation is not limited only to the 48,000 square kilometers it occupies.
We can also find the Dominican Republic beyond the turquoise blue coasts of the sea that bathes this dynamic and diverse Caribbean region. The Dominican Republic also lives among the skyscrapers of the Big Apple of New York, and in the bustling streets of Madrid.
This Dominican Republic of which I want to share with you today, we are each and every one of us, men and women who live on this island or who develop their life projects in the distance. It is the Republic of those of us who carry the eternal flame of the homeland that the Trinitarians, Gregorio Luperón, and the Mirabal Sisters bequeathed to us throughout the world.
That republic that lives far from this island is the one that has maintained its effort in a time as hard as this, increasing remittances to help their families. They continue to demonstrate their immense attachment to this land, placed in the same path of the sun and the light. They have their bodies outside, but their soul and their culture remain with us. To this beloved diaspora abroad we can only say: THANK YOU.
Dominican foreign policy has traditionally been ineffective, and appointments to its foreign service often dealt as political spoils. But this is going to change NOW. From today there will be a government that serves its people, that is at their service and that helps their people wherever they are.
We are fully aware that the prosperity of the country will also depend on our placing of our foreign service where a modern and decent nation deserves. We have great challenges ahead, such as its professionalization, modernization, and the adaptation of its structures, today disproportionate and ineffective.
Through our Ministry of Foreign Affairs, we will promote trade and investment at a time when they will be crucial for our recovery. We will strengthen our strategic relationships with the United States, our main commercial partner, and the place where two million compatriots reside.
And we will continue to strengthen our relations with all regions of the world, including the European Union, especially with our Spanish partners and of course, we will redouble our efforts to be an actor of economic transformation and promoter of democracy and its values throughout Latin America and the Caribbean.
The Dominican Republic is perfectly positioned to make the most of this historic challenge. We have a robust industrial and Free Zones ecosystem, and enviable proximity to the world’s main consumer markets.
The time has come to maximize our geographic position in the Americas for the reestablishment of businesses and the creation of jobs.
Ladies and Gentlemen,
The bilateral relationship with Haiti is very important for the Dominican Republic. We are aware that success in this relationship depends on the active, consistent, and persevering presence of both states. Hence, we must continue to strengthen the instruments for a good neighborhood, promote the comprehensive development of the border, and design an effective security policy to help the well-being of the two nations.
EDUCATION
Dominican people,
The true reason for being of a government is the welfare of its people. And you cannot aspire to higher degrees of well-being and equality without Education. The true transforming lever of society is training and knowledge.
Bertold Brecht said that; «What times will these be, where you have to defend the obvious.» Well, here I am, defending once again a truism as great as it is forgotten: That the Dominican Republic must have the educational system it deserves and that it must be none other than the best.
Not by chance, the Dominican people turned into a standard that legitimate the necessary demand that 4% of the Gross Domestic Product be allocated to Education.
However sadly, that 4% has not been invested as it should, there was more business than education.
In this case, we don’t start with an advantage. According to the World Bank, the schooling expectation of a Dominican child is 11.3 years, but the effective schooling by skills management is reduced to 6.3.
20 percent of our students do not complete the primary school cycle and the mismatch between the model of educator training institutions and the current curriculum of our educational centers is evident.
We’ve gotten worse in PISA reports since 2015, today ranking last out of 79 countries in math and science and second to last in reading.
The diagnosis of our educational system is undoubtedly serious and I do not intend to make up such a condition, nor am I going to allow it to continue like this.
The current educational model in our country does not work, or at least it does not generate quality in education, employability of graduates, nor does it contribute to the development of the nation.
For this reason, we propose to guarantee the incorporation of all Dominican women and men into the educational processes: that no one is left without a school space, without an opportunity to train, to develop, and to have access to success.
We are going to promote an educational model based on the generation of useful skills for social insertion, but also useful so that our young people can effectively carry out a quality job – a formal job – or create their own businesses if they so decide.
Likewise, we are going to fill the extended session with useful content and skills, so that our educational centers become laboratories of values and citizenship.
For the achievement of these purposes, the commitment and enthusiastic participation of the entire educational community is essential, especially of the teachers to whom we are going to improve their working conditions in recognition of their training and education as good educators and the quality of the teaching they provide to our children and youth.
The critical situation that drags Dominican education is further aggravated by Covid-19, which puts the 2020-2021 school year in serious difficulties, scheduled to start on the 24th, that is, within eight days. We cannot take that risk.
However, we are not going to resign ourselves to waiting for the storm to pass. Next week, the new education minister will present the plan through which we are going to face the situation to guarantee the progress of education while preserving the health of the educational community.
This forces us to resort to distance and virtual education, for which technological resources are required that the outgoing government did not prepare.
That is why I announce today that, for the beginning of the school year, all children and young people in schools and high schools in the Dominican Republic will have a Tablet or Laptop so that they can continue their training regardless of how the pandemic evolves and its economic level.
We will also launch an ambitious plan to involve all telephone service operators in the country and ensure the connectivity of the entire educational system in minimum time.
We have also met with the rector of the Autonomous University of Santo Domingo to provide her with special help, in such a way that we can guarantee her a safe semester and in the best possible way.
With these measures, we will save the school and university year and eliminate once and for all the digital divide that is so large and unbearable in our country.
This is a change that will transform our educational system forever.
Because, this government that begins today is convinced that the commitment to education is the only bet which is always won, since we are talking about the transforming engine of an unstoppable change without turning back. By betting on our young people and their training, we are betting on talent and the future. If we succeed, we will arrive on time to the historic appointment of progress that the Republic demands.
INSTITUTIONALITY
But there are no transformations without the necessary institutional reforms that guarantee that we are people of laws and not a community subjected to the changing will of its rulers. History is not linear and in the Dominican Republic, we have learned that lesson the hard way too many times.
The inventory of tragic setbacks since our Independence confirms this. Nothing without effort is guaranteed forever. For this reason, the vigilance to maintain democracy never ends.
Those of us gathered here in the National Assembly, from our different institutional responsibilities, are the guardians of the democratic legacy and, as such, we cannot fail in the objective of reconciling freedom with Justice.
Because without Justice democracy cannot exist.
The historical heritage of hundreds of thousands of Dominican men and women who, in the course of more than a century and a half, have marched demanding justice and who, too many times, have shed their blood in the effort, must not be spoiled. If we forget those sacrifices, we would not be worthy to even look in the mirror without feeling ashamed.
Nor can we forget all those who fought with determination to guarantee respect for the Constitution and our laws. We will not let you down.
Therefore, one of the first decrees that I will sign today will be to appoint a politically independent Attorney General capable of doing the right thing, even if everyone is against it, and to avoid the unfair, even if everyone is in favor.
SECURITY
Assemblymen,
Without law there is no security, without security there is no freedom and without freedom, there is no democracy. And whoever is tempted to sacrifice one of these values to preserve another will lose them all.
In a free, modern, democratic, and advanced society like the one that the Dominican Republic aspires to be, we all deserve to develop a project of life without violence.
Insecurity affects thousands of Dominican men and women. 77% of society considers crime as their main concern.
I believe that this problem must be solved by overcoming the old concept of public order because the causes of this evil are much more complex and profound.
For this reason, we must improve and address prevention, creating opportunities that close the door to recourse to crime while we carry out intense educational programs on the negative impact of alcohol and drugs among the youngest. We will also strengthen deterrence actions by strengthening the collaboration of the police with the society they must serve and protect. This requires a collective effort as great as the goal we want to achieve: a country without violence.
For this great objective, we know that we need to involve all the Dominican people, but especially those who watch over our security and freedom: the national police force.
The police service is entrusted with such vital tasks for the development of our nation, such as protecting life, the physical integrity of people, preserving public order or promoting citizen coexistence. Our debt to this service is as great as the obligation we have to improve it.
In this new time that is beginning, we will undertake a comprehensive reform of the national police that promotes changes in the institutional culture, promotes the professionalization and modernization of the service, improves the working conditions of our agents, and makes police services more efficient.
A battery of measures and purposes that are crucial for the democratic quality of our country. Well, it fully affects its people and conditions our lives.
TRANSPARENCY
AND THE FIGHT AGAINST CORRUPTION
Assemblymen,
A quality democracy, on the threshold of the third decade of the 21st century, requires vertical accountability. This supposes a system of checks and balances between the powers of the State so that no one prevails over another. The government must be subject to permanent and transparent citizen oversight. This is also democracy and not only the specific issue of the citizen expression that represents the deposit of a ballot in a ballot box every four years.
A full recognition of the fundamental rights of citizens also requires the existence of a just regime of consequences for those who violate the Law, without any type of privilege or impunity, and of a socially equitable distribution of the fruits of economic growth and of the national wealth.
And today, here, I tell you that our democracy has been damaged.
At this point, I want to be very clear, precise, and forceful. In the government that we are starting today, it will not be allowed, under any circumstances, that the corruption of the past goes unpunished, whoever stole money from the people, must necessarily pay for the injustice of their actions.
In the same way, I want to give a warning to the new officials who will accompany me in the government of change: I will not tolerate any act of indelicacy, much less corruption in my government. The official who makes a mistake with the people’s money will be immediately dismissed and brought to justice. We are convinced that corruption from above encourages corruption from below, which is a crime, which translates into insecurity. And both have to be fought relentlessly.
I want to reiterate, so that no one is confused, that there will be no impunity for the corruption of the past, nor for that committed in the future.
I am committed to the Dominican people, to my family, and to the memory of my father to head a transparent and ethical government, where the people’s money is handled with total and absolute neatness.
As you can see, the challenges are difficult and there will be those who feel their spirits falter before the colossal magnitude of the task. This is not the case of the Dominicans and, thanks to their inspiration, neither that of their president.
Although material resources are always limited, the capacities on which success depends – creativity, persistence, discipline, solidarity, courage, and faith – are infinite and constitute the best heritage this country has.
However, these gifts will be of no use without unity of action. A unit that concerns us all, beyond acronyms, ideologies, and partisanship.
The road is long and dark and whoever is tempted to walk it alone and without lights, will not get anywhere. For this reason, in the coming days, I will meet with the entire national leadership to address and discuss together the solutions that our country requires.
The health emergency and its tremendous consequences on the economic and social fabric require us to rise to the occasion as has rarely happened in the history of our nation.
We have an examination with History and with the next generations that will ask us to account for our actions. We must show the world what we are capable of being united in our diversity and strength in our struggle.
With that spirit, I assume this investiture as president of all Dominicans, as their first servant and with the commitment that this government is remembered as the one that began a new time of change, unity, and true economic and social development.
This government will not be against each other. I am the president of all in a nation of free and equal citizens whose historic goal is to protect and rebuild our country.
We are many more than ten million people who live in this part of the world.
We are a way of seeing life with the values of peace, coexistence, solidarity, and progress, as befits a country that wants to be built and enjoyed just as its people want. Our people. Us. «We» that excludes no one because it is the expression of a collective spirit of freedom and justice that has always guided our people.
And that it was the flag of those 14 men raised 157 years ago on the Capotillo hill.
The flag with which I dress today.
The flag of freedom.
The flag of hope.
The flag of progress.
The flag of all Dominicans.
Long live the Dominican Republic!
Thank you very much and God bless our people!![:]