El presidente de Grupo Puntacana habló en dichos términos al final de su discurso como orador y huésped de honor del Almuerzo Mensual de la Cámara Americana de Comercio, celebrado este miércoles, 25 de marzo, en el Hotel El Embajador de Santo Domingo. En dicho evento estuvieron presentes, en representacion de DMK Abogados│CENTRAL LAW, los licenciados Enrique De Marchena Kaluche, Llilda Solano, Patricia Read, Mario Franco y Patricia Guzman.
En la charla, titulada «La Cámara Americana, el turismo y el empresario del siglo XXI», Rainieri se centró en los aportes que ha hecho el sector turístico a la República Dominicana en las dos últimas décadas, según sus palabras, por encima de lo que él mismo se atrevió a pronosticar hace 20 años en igual evento. «Los aportes del turismo a la vida de los dominicanos lo han convertido en un factor imprescindible, ¡gracias a Dios!, porque el oro de las montañas se acaba, pero el sol, el mar, la naturaleza y nuestra cultura pueden ser para siempre, si los cuidamos».
Al inicio de su presentación, Rainieri afirmó que si bien el escenario político del país ha cambiado y la economía tiene otro dinamismo, «para el empresariado, el reto es el mismo. Porque ayer como hoy, lo que tenemos que decidir es si nos quedamos en nuestros negocios y olvidamos el entorno social y político en que ellos existen, o si actuamos como entes comprometidos y proactivos para mejorar nuestra sociedad y su entorno».
A juicio del empresario y emprendedor turístico, no hay elección. «Podemos decidir cómo hacerlo, porque no hacerlo, no es una opción. Y es así porque el progreso que necesitan nuestras empresas para crecer sólo es posible si asumimos nuestra responsabilidad como agentes de cambio social y medio ambiental». Según su parecer, la República Dominicana sólo avanzará «al ritmo que necesitan nuestros negocios si nos comprometemos en el perfeccionamiento de nuestro sistema político para tener una democracia funcional. Y si construimos una sociedad libre, plural e incluyente que distribuya equitativamente los beneficios del desarrollo».
Frank Rainieri apuntó que se debe evitar la «tentadora trampa de renunciar a una visión de largo plazo y a la institucionalización del país para ir tras la ilusión que ofrecen los beneficios de corto plazo y las ventajas particulares. Estas no son oportunidades reales, pero sí de alto riesgo, en las que la libre empresa acaba degenerándose por los favores del poder político, degradándose las instituciones y corrompiéndose los procesos». En ese ambiente, dijo que la inequidad y concentración de las riquezas y el poder alienta «riesgosos escenarios de inestabilidad social en los que el futuro de las empresas y de la sociedad es incierto».
Antes de hablar de estadísticas que demuestran la importancia del turismo para la historia reciente de la República Dominicana, el principal responsable de Grupo Puntacana manifestó que el empresariado es un generador de riquezas, y debe ser un agente de cambio social y ambiental que, sin renunciar a los beneficios legítimos de sus negocios, «contribuye a mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Debe impulsar el crecimiento institucional, ser proactivo en las organizaciones y estar atento al devenir político y al diseño y seguimiento de las políticas públicas». A ello sumó la característica de «ser proactivo sin esperar que el Estado lo resuelva todo, pero al mismo tiempo, exigiéndole el cumplimiento de sus deberes y compromisos. En pocas palabras: ser empresarios del siglo XXI».
Dos décadas
Después de mencionar datos estadísticos de nivel mundial sobre el desarrollo del turismo en los últimos veinte años, Rainieri llamó la atención sobre el hecho de que las organizaciones internacionales han comenzado a utilizar el turismo como una estrategia para mitigar la pobreza. «En nuestro propio país, vemos su interés en apoyar proyectos vinculados a las comunidades. Es hora de que el país vea estas experiencias y definitivamente articulemos al turismo con toda la estructura económica y social del país».
A partir de entonces, inició una fase de su discurso en la refirió algunos datos registrados por el sector en las dos últimas décadas. «Permítanme recordar las proyecciones de crecimiento para el turismo dominicano que presenté en este foro en 1995. Dije que, considerando las expectativas del mercado mundial y el ritmo de crecimiento de las llegadas de turistas al Caribe y a nuestro país, para el año 2000 habríamos construido más de 10,000 habitaciones, elevando nuestra oferta a 40,000; que pasaríamos de 1.3 a dos millones de turistas; y que el ingreso por turismo aumentaría de 1,428 a 1,700 millones de dólares».
Tras calificar el objetivo de retador, el ejecutivo turístico afirmó que, en aquella ocasión, se quedó corto. «Todas nuestras proyecciones fueron superadas. Al cerrar el año 2000, a nuestros aeropuertos llegaron 2.4 millones de turistas, un 20% más; se computaron más de 51,000 habitaciones, un 25% más; y recibimos 2,860 millones de dólares, un 68% más».
A continuación, mencionó algunos datos que manifiestan el liderazgo de Punta Cana como zona de turística y afirmó que «el progreso de la industria turística mundial y local ha pulverizado el pesimismo de los analistas económicos y potenciales inversionistas, que hace dos décadas percibían al turismo como una actividad frágil e inconsistente y, por lo tanto, un sector muy riesgoso para las inversiones. Las oportunidades siguen ahí y los empresarios del siglo XXI sabrán aprovecharlas».
Llegó entonces el momento de hablar de los aportes del turismo al país. «Para septiembre del 2014 el Banco Central reporta que el ingreso por «Hoteles, Bares y Restaurantes» fue de 7.6% del PIB, pero ese indicador es limitado y no recoge la participación de toda la industria. Si seguimos el método de Cuenta Satélite de Turismo, recomendado por el organismo de estadísticas de las Naciones Unidas, tenemos que el aporte directo e indirecto del turismo durante 2014 fue de 15.1%, según cifras preliminares del análisis anual de la Universidad de Oxford para el Consejo Mundial de Viajes y Turismo». Para Rainieri, esa referencia confirma que la economía dominicana no puede sostener su actual nivel de dinamismo sin el estimulante aporte del turismo.
«La ley de incentivo turístico, tan cuestionada hoy en día, no ha sido apropiadamente analizada, porque en realidad es una ley de competitividad». Refiriéndose al último estudio sobre la fiscalidad del turismo, realizado en 2012, dijo que los aportes directos, indirectos e inducidos por el sector turístico al fisco sumaron 45,228 millones de pesos, el 16% del total de las recaudaciones tributarias. «Ese año el Ministerio de Hacienda estimó los incentivos fiscales del Estado al turismo en unos 3,600 millones de pesos. Es decir, que por cada peso en incentivos, el turismo le produjo 12 pesos en ingresos al Estado, que recibió el 24% del consumo turístico y 235 dólares por cada turista que llegó al país. Un excelente negocio».
Fuente: AMCHAMDR