Iniciaba el otoño de 1959. Yo había embarcado unos tres meses atrás en el de turismo SS Evangeline. Al barco le tocaba ir a dique, para mantenimiento por una semana, a finales de septiembre. Fui a pasar esa semana a Nueva York.
Ya yo había estado en Nueva York unos años antes por lo que conocía la ciudad. En mi agenda de cosas para hacer había puesto ir a visitar la sede de la Misión Permanente de la República Dominicana ante las Naciones Unidas, porque tenía interés en conocer personalmente a nuestro embajador, Dr. Enrique de Marchena Dujarric. Había oído referencias de que era toda una lumbrera, que era multilingüe, que hablaba ruso, además de inglés, francés, italiano, portugués, alemán, y naturalmente español.
Era un músico completo a nivel sinfónico, fundador y presidente de la Sociedad Sinfónica de Santo Domingo. Arreglista y compositor, miembro de la Academia de la Lengua, periodista y columnista del Listín Diario. Entre sus condecoraciones, que fueron muchas, estaba la Legión de Honor de Francia. Fue embajador ante varios países, además de canciller y ministro de Educación. Cuando lo conocí me dio un trato exquisito que siempre he atesorado.
Enrique Eduardo de Marchena y de Marchena. Cuando el embajador de Marchena me recibió en su despacho tenía a su lado a su joven hijo Enrique Eduardo, que al verme exclamó ¡oh, Ellis Pérez, él del Hit Parade! Ese momento inició una amistad que llegaría con el tiempo casi al grado de hermandad. Ese día quedamos de juntarnos en la tardecita en una cafetería bar que se llamaba Sam’s. Enrique eventualmente se graduó de ingeniero topógrafo y gerencia de operaciones turísticas. Fue el hombre que puso en el mapa del turismo dominicano el proyecto “Costambar” en Puerto Plata, fue miembro fundador de “Adompretur” y escribía una columna en el semanario “The Santo Domingo News”. Igualmente escribió una gran cantidad de artículos sobre desarrollo industrial y turístico en el Listín Diario. Siguiendo la herencia de su padre se convirtió en crítico de opera y jazz, escribiendo sobre estos temas profusamente. Recibió el galardón “El Timón de Oro” que se entregaba en la ITB, tambien recibió el Premio Anual de Turismo en el 1987. Fue presidente de Asonahores.
Enrique de Marchena Kaluche, hijo y nieto de los Enriques de Marchena, aunque joven, ha estado labrando su propio camino. De él hablaremos más adelante.
Fuente:
Listin Diario