Puerto Plata. El empresario turístico Frank R. Rainieri llamó a la cúpula empresarial dominicana a preservar el medioambiente a favor del ecosistema de “la novia del Atlántico” para reducir el impacto del vertedero de la carretera puertoplateña.
Rainieri, presidente del Grupo Puntacana, fungió como orador invitado del almuerzo empresarial que realizó la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AMCHAMDR por sus siglas en inglés), en su extensión regional norte, de la mano del Clúster Turístico del Destino Puerto Plata, en una ponencia titulada “Puerto Plata: hacia un turismo sostenible”, en el hotel Gran Ventana de esta ciudad.
“El sector turístico, además de pedir enérgicamente el traslado del basurero a otro lugar, podría plantearse iniciar un programa de reciclaje que pudiera servir para reducir el volumen del material que va al vertedero”, puntualizó el también pasado presidente de AMCHAMDR, agregando que “nuestro mayor recurso y diferenciador es el sol y la playa”, refiriéndose a las oportunidades que han ofrecido localidades de la costa norte de cara al turismo y que se ven perjudicadas por el amontonamiento de desechos que contaminan directamente la provincia.
En otro orden, Alain Astacio, gerente de relaciones institucionales y comunicación de AMCHAMDR, se dirigió a los presentes manifestando satisfacción ante la reestructuración de la institución dos años atrás, por la que actualmente cuenta con mayor alcance nacional y una membresía más unificada y representada. Es el caso de la provincia de Puerto Plata que pertenece a la división regional norte, la cual es vista como uno de los polos estratégicos del país con relación al turismo, tal como expresó Román Medina, director del comité provincial de AMCHAMDR en Puerto Plata.
Al almuerzo asistieron representantes del sector público y privado de la provincia y del país.
Sobre la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AMCHAMDR)
La Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AMCHAMDR por sus siglas en inglés) es una asociación sin fines de lucro, incorporada legalmente el 8 de noviembre de 1923, que fomenta un clima de inversión saludable basado en el acceso de conocimiento, oportunidades y una cultura de mejores prácticas para el desarrollo socio-económico y profesional de sus socios. AMCHAMDR está afiliada a la U.S. Chamber of Commerce y es miembro fundador de la Asociación de Cámaras Americanas de Comercio en América Latina (AACCLA por sus siglas en inglés).
AMCHAMDR trabaja una agenda diseñada para conectar y representar a sus socios de nuevas tendencias en el mundo de los negocios, mercados e indicadores tanto a nivel nacional como internacional. Su catálogo de servicios está diseñado para agregar valor a sus miembros, ofreciendo soluciones concretas e identificando oportunidades de crecimiento empresarial y profesional.
DISCURSO ALMUERZO DE LA CÁMARA AMERICANA DE COMERCIO EN PUERTO PLATA EL DESARROLLO TURÍSTICO NOS EXIGE RESPONSABILIDAD AMBIENTAL EMPRESARIAL Y COMUNITARIA
Jueves 19 de abril del 2018
Señores
David Fernández, Presidente de la Cámara Americana de Comercio y otros miembros del Consejo de Directores
Miembros del Comité Provincial de Puerto Plata de AMCHAMDR
Roberto Casoni, Presiente del Clúster Turístico de Puerto Plata
Iván Rivera, Gobernador de Puerto Plata
José Ignacio Paliza, Senador de Puerto Plata
Walter Musa, Síndico de Puerto Plata
Personalidades presentes, amigos todos
Muy buenas tardes.
Con mucho placer acepté esta invitación para intercambiar ideas y reflexiones con el liderazgo turístico de Puerto Plata.
Por razones familiares, mis vínculos con esta ciudad tienen profundas raíces que incluyen un componente emotivo.
Mis abuelos, Isidoro Rainieri y Bianca Franceschini, oriundos de Italia, llegaron a Puerto Plata en 1898; hace ya 120 años y fundaron el primer hotel de la ciudad que se llamó Hotel Comercial, luego rebautizado como Europa. Aquí, pues, se escribieron las primeras 2 líneas de la historia de las relaciones de la familia Rainieri con la hotelería y el turismo dominicano. Un pasado no tan lejano que explica mis sentimientos con esta comunidad.
Para celebrar los 110 años de la llegada de mis abuelos, en el 2008 la familia Rainieri–Kuret obtuvo el permiso del Ayuntamiento para remozar la corta vía que se conoce como el Callejón de Doña Blanca. Para nosotros, representó un sencillo homenaje a su legado de trabajo y visión social, y una forma de mantener vivo el vínculo que une a la familia Rainieri con Puerto Plata.
Por eso, cuando la regional de la Cámara Americana de Comercio me solicitó compartir mis experiencias sobre la relación entre medioambiente y turismo, no dudé en aceptar. Para mí es un tema apasionante y de gran actualidad por el impacto de los fenómenos climáticos de los últimos meses, en que una parte importante del litoral marino de nuestro país, ha sido afectado por la agresividad de las olas y las inundaciones provocadas por las lluvias.
Este comportamiento de la naturaleza impacta todas las actividades turísticas, y ya algunos críticos han planteado que las huellas negativas en algunos puntos de la costa, son el resultado de los daños a los ecosistemas, provocados por un mal uso de estos recursos 3 naturales en el desarrollo de actividades económicas, turísticas y asentamientos humanos irregulares.
Algunas de estas conclusiones podrían considerarse exageradas, pero creo que aun siendo así, deberíamos tomarlas como una invitación a la reflexión sobre una cuestión crucial para la sostenibilidad del desarrollo turístico, especialmente en este momento en que los dirigentes puertoplateños están comprometidos en un loable esfuerzo por la recuperación del dinamismo de su industria turística.
Puerto Plata tiene la ventaja de ofrecer al turismo una ciudad con una historia de siglos como puerto marítimo, con una larga tradición de vínculos con el mundo exterior, expuesta a las influencias que llegaron de regiones más desarrolladas, que enriquecieron su quehacer y su bagaje cultural.
Otras regiones del país no tienen esos encantos que configuran una joya que debe ser pulida al máximo porque enriquecen su oferta turística, aunque tenemos que reconocer que estos atributos añadidos no cambian las características fundamentales de la oferta de Puerto Plata y la Costa Norte, como un producto turístico caribeño basado principalmente en sol, playa.
La oferta turística europea, por ejemplo, se caracteriza por la riqueza de su milenaria cultura, sus ciudades históricas, monumentos, mercados, viñedos, riqueza gastronómica, etc.
A diferencia de Europa, cuando se piensa en el Caribe como destino vacacional, se evoca la imagen de un mundo idílico de sol, playas, cocoteros, aventura, calor, color, música y alegría… un mundo divertido, con ecosistemas siempre verdes y una naturaleza acogedora y atractiva, pero simple, porque su disfrute está en la naturaleza misma. Aunque al autodefinirnos no se incluya la palabra medioambiente, la realidad es que lo que nos diferencia de otros grandes destinos turísticos es precisamente nuestra oferta basada en sol y playa, que son atributos medioambientales. Además de que el tema medioambiental ya ocupa a todas las naciones del mundo.
Algunos pueden creer que no se pueden controlar los excesos de la lluvia, ni la fuerza de las olas. Pero sí podemos mitigar sus efectos haciendo un uso racional y una intervención correcta de esos recursos naturales que sustentan nuestra principal actividad económica que es el turismo. Se ha comprobado científicamente que es imprescindible la protección de los bosques, manglares y los arrecifes de coral, porque 5 protegen las zonas costeras de oleajes, absorben el efecto de las inundaciones y reducen el impacto de vientos fuertes.
Este es el tema de esta charla que he titulado: “El Desarrollo turístico nos exige responsabilidad ambiental, empresarial y comunitaria”. Responsabilidad ambiental empresarial, porque se refiere a la forma en que manejamos la relación de nuestros proyectos de inversión con el medioambiente; responsabilidad ambiental comunitaria, porque debemos reflexionar sobre el rol de las organizaciones sociales en el cuidado de los recursos naturales, y el papel de cada miembro de la comunidad en la preservación de los ecosistemas; incluyendo aquellos que por una razón u otra, asumen posiciones en las entidades públicas; y esto abarca también a quienes son parte del sistema de justicia.
Muchas veces, al pensar en la reciente involución de la industria turística en Puerto Plata, he concluido que se han identificado con acierto las causas sociales y el déficit en la responsabilidad estatal, pero sigue pendiente el análisis de los errores y las irresponsabilidades ambientales.
Todos somos testigos del muy común uso irresponsable de los 60 metros de playa; la eliminación de las dunas y extracción de arena; los graves daños a los manglares costeros; la eliminación parcial o total de 6 las barreras coralinas; el relleno de humedales y lagunas; la extracción de materiales de construcción en los ríos. También, el manejo descuidado de los desechos sólidos; y el irrespeto al ordenamiento territorial, que procuran mantener el equilibrio entre desarrollo y preservación medioambiental.
Son acciones ilegales que cuentan con aprobación de las entidades estatales, pero que ocurren por iniciativa de los desarrolladores turísticos o inmobiliarios. Todos, empresarios, organizaciones, comunidades, o simplemente los pobres “padres de familia” somos responsables cuando no alzamos la voz para defender estos recursos vitales para nuestro desarrollo y para garantizar el futuro a las generaciones que nos sucederán.
Hace cuatro décadas no actuábamos motivados por la preocupación que tenemos hoy por el impacto del desarrollo en el medioambiente, ni existía una cultura para el uso racional y la preservación de los recursos naturales. Pero hace ya más de dos décadas que con la aprobación de la ley que creó el Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales, debimos haber superado esa etapa de ignorancia ambiental y llegar a la madurez en la formalidad institucional.
La pregunta que muchos aún se hacen es, si hablar de desarrollo turístico sustentable es una práctica posible que ofrece ventajas a la sociedad y a los inversionistas. O si por el contrario, estamos ante una propuesta idealista producto de la fértil creatividad teórica de organismos internacionales y militantes ambientalistas, más interesados en proteger especies vegetales y animales, que en promover el desarrollo del ser humano y crear empleos aprovechando el potencial multiplicador de la industria turística.
Permítanme disipar estas dudas compartiendo con ustedes un poco de la experiencia que mejor conozco: La del Grupo Puntacana, que aplicando los principios de la sustentabilidad, con el paso de los años, ha logrado reducir costos operativos y ganar reconocimiento local e internacional, y sus prácticas medioambientales se consideran un modelo exitoso en la industria turística del Caribe. Y lo más importante, estamos trabajando para la preservación de nuestra mayor riqueza: Nuestras costas y nuestras playas, base de nuestra industria. La aprobación internacional lograda con nuestras políticas de sustentabilidad ambiental, difícilmente se hubiera alcanzado con millonarias campañas de publicidad y relaciones públicas.
Cuando iniciamos el desarrollo de Punta Cana en los años 70, no se hablaba de sostenibilidad. Nuestra preocupación era avanzar 8 superando la escasez de recursos, por lo que nuestro interés en ese momento era cómo reducir los costos.
Cuando diseñamos el aeropuerto a inicios de los años 80, buscando bajos costos, decidimos usar en la edificación de la terminal, la madera y las piedras que resultaron del desmonte y el movimiento de tierra necesarios para construir la pista. La madera se utilizó en la estructura; la cana (que en ese entonces era económica) en los techos, y las piedras, en las paredes.
Como no existía suministro de electricidad, hicimos un diseño abierto para aprovechar la iluminación solar, y el viento para no usar acondicionadores de aire. Como era una zona de suelo rocoso y escasa lluvia, decidimos conservar el verde original existente para ahorrarnos el costo de crear jardines.
Así, por necesidad, abrimos en 1983 un aeropuerto desarrollado con un reducido impacto en los ecosistemas, con materiales reciclados, usando los recursos ambientales y con la incorporación de los actores locales. Sin saberlo, buscando reducir costos, aplicamos los principios del desarrollo sustentable que desconocíamos.
Nuestra primera inversión importante en desarrollo de infraestructura fue este aeropuerto, y con él aprendimos una gran lección sobre las ventajas del desarrollo sustentable. El éxito nos estimuló a seguir con ese enfoque por los próximos 30 años. Hace cuatro años, por razones de mercado, fue necesario construir una terminal cerrada con aire acondicionado, y para ofrecerles una idea de la diferencia entre un modelo y otro, en los años 1990 – 2014, ahorramos millones de dólares en el consumo de energía eléctrica. Esa reducción de costos hizo más competitivo el aeropuerto y el destino Punta Cana, y apuntaló el crecimiento de las llegadas de turistas que benefició al país, a nuestra región y a la empresa.
Las lecciones aprendidas en el aeropuerto nos motivaron para lanzarnos a otros proyectos. En 1999 iniciamos el proceso de reciclaje de aguas residuales y desde el 2017 reciclamos la totalidad de las aguas servidas del complejo, a razón de 2.9 millones de galones diarios, que se usan en el riego de los campos de golf, jardines y áreas verdes; las aguas se filtran de nuevo limpias al acuífero que compartimos. Además, sembramos en nuestros campos de golf grama especial resistente a la salinidad de las vecinas aguas del mar.
Con esto, hemos ahorrado casi un millón de dólares anuales al Grupo Puntacana en los últimos 5 años. En adición, hace más atractivo nuestros campos de golf en mercados en los que se toman en cuenta las prácticas amigables con el medio ambiente, para escoger un producto o destino turístico.
Hace una década iniciamos un programa para reciclar la basura y reducir a cero la que se llevaba al vertedero, en lo que gastábamos más de 200 mil dólares anuales. Hoy tenemos un sistema integral de desechos sólidos que en 2017 desvió hacia usos productivos, el 60% de todos los desechos que producimos, incluyendo el Aeropuerto Internacional Punta Cana. El año pasado, vendimos 2,683 toneladas de material reciclado; entre ellos papel y cartón, plásticos, aluminio, metales, vidrio y aceite vegetal. Ahorramos cientos de miles de dólares anuales en costos de manejo de basura, y tenemos ingresos por la venta de esos materiales. Más importante que estos resultados, es que hemos promovido una cultura de reciclaje en nuestra región que ha incorporado docenas de hoteles a esta práctica. Para nosotros como empresa, la basura dejó de ser un problema, y ahora es un negocio que produce beneficios.
También los residuos orgánicos los convertimos en abono que usamos en las propiedades del grupo. Desde el 2013, se han producido 226 toneladas de abono orgánico. Todos los años incorporamos nuevas técnicas y metodologías para el aprovechamiento de los desechos orgánicos como abono y nuestro objetivo en el futuro cercano es poder suplir todo el abono que requieren nuestros campos de golf.
En 2011 iniciamos un proyecto para producir energía con biomasa de los desechos vegetales que resultaban de la poda de las áreas verdes. En la lavandería industrial del Grupo Puntacana instalamos una caldera para producir vapor con biomasa, que sustituyó una que gastaba 975 galones diarios de Fuel Oil. Gastábamos 3 mil dólares diarios en combustible. Con la biomasa disminuimos las emisiones de carbono y ahorramos recursos que hacen más competitivos al Grupo Puntacana y al país. El año pasado, ahorramos un millón dólares por este concepto.
Durante años, he escuchado la justificada queja del sector turístico de Puerto Plata por el basurero junto a la carretera, a poquísimos kilómetros del centro de la ciudad, que ofrece un feísimo espectáculo a nuestros visitantes; sobre todo a quienes desembarcan en el nuevo puerto de cruceros. El sector turístico, además de pedir enérgicamente el traslado del basurero a otro lugar, podría plantearse iniciar un programa de reciclaje que pudiera servir para reducir el volumen del material que va al vertedero, y a la vez engrosar los fondos de sus asociaciones. Con esta acción motivaría al Ayuntamiento, a otros sectores y a la comunidad, a asumir estas prácticas. Estamos conscientes de que para ello se necesitará realizar inversiones, pero 12 podemos asegurarles que al cabo de cierto tiempo, sus inversiones se recuperarán y producirán beneficios y otros ingresos.
En 1994 Grupo Puntacana creó la Fundación Grupo Puntacana, y años más tarde, en el 2001, el Centro de Sustentabilidad. Con el apoyo de prestigiosas universidades de Estados Unidos como Cornell, Harvard, Roger Williams y la Universidad de Miami, ha desarrollado programas de estudio de plantas medicinales; realizó el inventario entomológico más completo del país, y con la Fundación Peregrino inició la reproducción del gavilán de la Hispaniola que estaba en extinción. En este momento, estamos experimentando con la reproducción del pez loro, el caballito y la estrella de mar. Desde el 2003, mantenemos un proyecto de agricultura sostenible que vende sus productos orgánicos a los restaurantes del Grupo Puntacana y otros establecimientos y residentes de la zona. Estas acciones de desarrollo sostenible han incrementado el prestigio de nuestro grupo empresarial, y generado apoyo internacional y local.
Uno de los proyectos de sustentabilidad más innovadores, es la restauración y siembra de corales para cuidar, mitigar el daño e incrementar los arrecifes de coral y especies protegidas. El Grupo Puntacana inició este proyecto en nuestra zona en el 2012, obteniendo más adelante apoyo internacional; y expandiendo el mismo a otras 13 zonas del país y a Haití, donde hemos creado viveros de coral. En la actualidad, estamos aplicando nuevas técnicas, incorporando nuevas especies marinas, y proyectamos su expansión en el Caribe. Asimismo, el programa de entrenamiento en pesca ecológicamente responsable, iniciado con los pescadores de la zona de Punta Cana, se ha expandido a varios puntos del país, incluyendo Punta Rusia en la costa norte.
La Fundación Grupo Puntacana junto a instituciones internacionales y locales, promovió la aprobación de un código de conducta ambiental para la zona marino-costera de Puntacana y Cap Cana, y acaba de firmar con el Ministerio de Medioambiente, una expansión del acuerdo de co-manejo de la barrera de arrecife de coral que se extiende desde Cabeza de Toro en Punta Cana, hasta las proximidades del litoral de La Romana. Este nuevo acuerdo, incluye a las principales empresas y organizaciones turísticas de las provincias La Altagracia y La Romana.
Mi intención al compartir con ustedes nuestra experiencia en Grupo Puntacana, es de dar fé de que aplicar los principios de sustentabilidad no es una quimera. Son actividades que pueden convertirse en herramientas empresariales productivas. Conscientes de que nuestro mayor recurso y diferenciador es el sol y la playa, hemos apostado a su preservación con inversiones que han convertido 14 potenciales problemas ambientales en oportunidades. Esa es la principal lección aprendida y el mensaje que hoy traemos a los empresarios y a la comunidad turística de la Costa Norte.
La agenda ambiental es un tema crucial sin el cual no tendremos futuro, y es tan importante que nuestras organizaciones no deben dejarla solo en manos del Estado. Las prácticas de sostenibilidad ambiental cada vez ganan más espacio en nuestros principales mercados en América del Norte y Europa; por lo tanto, hoy son un atributo muy bien valorado, y un factor clave en la atracción de turistas y de recursos del exterior para apoyar proyectos innovadores.
Aprovecho la oportunidad que ustedes me ofrecen con esta charla, para sugerir a las organizaciones turísticas empresariales y sociales de Puerto Plata, el lanzamiento de un sólido programa ambiental.
Un esfuerzo colectivo en este sentido tendría un costo asequible para todos los actores y podría generar apoyo externo y recursos. Sin este componente, el esfuerzo que ustedes realizan para dinamizar el sector turístico de Puerto Plata, sería incompleto. La agenda ambiental es vital y constituye la gran diferencia entre el ayer en que se abrió Playa Dorada y se inauguró el aeropuerto internacional, el hoy, y el mañana.
La sociedad internacional ha evolucionado, está mucho mejor informada y más del 50% de los turistas internacionales prefieren el turismo de naturaleza o de descanso. En el caso de la Republica Dominicana, según una encuesta realizada por Gallup, el 84% de los turistas que nos visitan, prefieren hoteles integrados a la naturaleza, identificados con el Caribe y no con las altas torres de ciudades. No podemos “inventar” como se dice popularmente. Tenemos que preservar los entornos turísticos, mantener nuestros recursos naturales y nuestras diferenciaciones con otros destinos y promover y preservar nuestra identidad. El mundo ha cambiado.
Las sociedades han cambiado. Y nosotros, en la República Dominicana, no podemos vivir de espaldas a este cambio. Los empresarios estamos llamados a ser entes de cambio y promotores de un mejor futuro, no sólo productores económicos. No podemos sentarnos a esperar que el Estado haga lo que nuestros entornos necesitan, tenemos que hacer alianzas público privadas que sean la base del desarrollo de nuestras regiones. Ya en Punta Cana tenemos una alianza público-privada mediante la cual los hoteleros iniciaremos en breve, el desarrollo del acueducto regional necesario para asegurar el futuro del destino. La cuestión ambiental es un punto 16 crucial en la agenda turística mundial, en la dominicana, y lo es también para Puerto Plata.
Siempre he dicho que Puerto Plata tiene los recursos para retomar el éxito que logró en la década final del siglo pasado, que le permitió llegar en el año 2000 a los 750 mil turistas. Sólo hace falta que los empresarios y la comunidad, interpreten y asuman de manera inteligente los retos de hoy y se empoderen de su futuro.
Muchas gracias.
Fuente: El Caribe
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